miércoles, 30 de septiembre de 2009

viajando con L

llegar de un viaje agotador y no poder dejar de registrar un acontecimiento es definitivamente odioso. Ahora tuve que prender la maquina y como buena o regular narradora, me debo unos minutos para terminar con este inquietud que no me deja dormir.
Tenia que registrar en este no lugar que leyendo a Levrero en un viaje de omnibus de larga distancia, un tipo de unos 70 anios se aparaecio de la nada y creo que por su actitud, era el propio Levrero que venia a contemplar que aspecto tenia yo, en definitiva una entusiasta de su novela luminosa, de la cual no tenia el en vida, ninguna certeza de su valor literario (o al menos, eso expresaba continuamente).
De pronto me observaba y de pronto observaba que parte leia, luego se dejaba llevar por sus pensamientos. Al rato, me daba cuenta que de refilon queria ver que cara ponia yo al leer una parte del libro, luego se hacia el dormido, pero yo sabia que estaba testeando que me parecia. No me dirigia la palabra ni me miraba cuando yo levantaba la cabeza para que se diera cuenta de que ya me habia dado cuenta que me andaba observando, o mejor, andaba observando lo que a mi me parecia lo que leia, unico interes que yo le despertaba por lo que pude notar en el transcurso de todo el viaje. Enseguida supe que era el, con ese aspecto entre dejado e interesante. Venia quejandose porque le habian dado un asiento abajo del televisorcito, que quien sabe se podia caer en una frenada arriba de su cabeza y destrozarle el cerebro. Al rato preguntaba si ese ruido que hacia el omnibus adentro seria de la calefaccion, y que si hacia ese ruido era porque estaba rota ya que tampoco parecia calentar el ambiente. Se sento despues de ampliar sus reflexiones acerca de todos los inconvenientes que le estaba acarreando este viaje. Luego, por supuesto, espero a ver mi reaccion.. yo como ya sabia como venia la mano, le sugeri que no se preocupara por nada, que todo iba a andar bien, que nada le iba a estropear su cabeza, o al menos, ningun televisor. No lo contradije en su version del mal funcionamiento del aire acondicionado, ni de la sordera que nos traeria ese espantoso ruido que venia de arriba, probablemte a raiz de algun aparato que ya no funcionara bien. despues de semejante presentacion, solo esperaba que el se intersara por mi lectura, pero no lo hizo, bien sabia el que habia llegado hasta ahi, atraido por su inefable vanidad, queria saber que le diria yo a un viejo neurotico como el, y sobre todo, si me gustaba verdaderamente el libro que propiamente habia escrito hacia pocos anios, antes de morirse. Yo por supuesto, me rei mucho, subraye todas las ideas y los modos de expresarlas para cuando quisiera releer, cita ineludible sin fecha cierta. A el eso le agrado notablemente, lo veía muy inquieto y curioso por saber que parte habia subrayado y seguro andaba tratando de adivinar los motivos. Asi se nos pasaron las 6 interminables horas de viaje. En un momento deje de leer y el descanso unos momentos, cerro los ojos y se durmio como un bebe. Apenas se desperto, yo agarre el libro y de nuevo las mismas inquietudes de su parte, la misma abstraccion de la mia. Por momentos me parecia que se habia ido pero no, de golpe miraba hacia mi izquierda y seguia alli, observando con el rabillo del ojo, picaro este Levrero. No me dejaba el lugar para conversarle, se hacia el distraido y bien atento que estaba a mis movimientos de lapiz. En un momento se paro, mi miro, me sonrio tan dulce y tristemente.. me dijo solamente buenas noches, que siga disfrutando de la lectura, siempre, como hasta ahora. Yo lo mire fijo, le devolvi el saludo, se bajo del omnibus, y de noche cerrada se iba caminando vaya a saber por donde. Nos miramos y saludamos con la mano, lentamente.
No se que habra pensado que yo habre pensado, pero supongo que se habra bajado satisfecho, por lo que dijo y por su mirada de agradecimiento. Espero volver a encontrarlo, espero otra visita, pero esta vez le voy a decir, ey! Levrero! Ya se que sos vos y que queres saber que pienso de tu luminosa novela. Es maravillosa, y juro que no necesito demasiado luz para porder leerla. . .

martes, 15 de septiembre de 2009

Palmeras del SUR


María Laura llego a esa casa buscando a un amigo que se habia mudado. Este sujeto no habia dejado ningún dato acerca de su nuevo paradero. Estaba huyendo. Nadie sabia donde en realidad estaba, ni los motivos que tenia para andarse escondiendo de ese modo. Pero así habia ocurrido.
María Laura llego a esa casa, donde abundaban los arboles, plantas, flores y unas inmensas palmeras, que como le contaría ese hombre que la atendió, habían llegado de España. Verde, todo alrededor era verde y aquellas esponjas de algodón sembradas en el viento cálido de primavera hacían parecer aquel encuentro , casi irreal. Aquel murmullo de algodones era producto de un Arbol, un Alamo, que hacia flotar en el aire, pura fantasía.
María Laura llego a esa casa y ese hombre mitad bronceado por el trabajo de la tierra y en mitad de su ciclo vital, le enseño pacientemente todo lo que conocía acerca del cuidado, la preservación y la creación de su extenso parque. Porque lo que ella veía no era un jardín, sino un un parque trabajado amorosamente.
N la miraba profundamente intrigado y entre tanto follaje le pregunto que estaba buscando ...
y
María Laura que llego a esa casa , solo para quedarse, contesto:

-Estaba buscando algo que no encontré y en cambio encontré algo que no andaba buscando. Miro hacia el parque con aire de despedida. En medio de esa película apretó la pausa y salió. Se despidió de N,
no sin antes,
decirle que lo amaba.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Entre el corazón y la garganta (bis)


Otro día igual que aquél. Se levanta, ojo izquierso medio cerrado, ojo derecho medio hinchado de leer por las noches hasta la madrugada. Ayer llegó a saludar al sol, inquieta por demorar las agujas del reloj.
Todo vuelve a foja cero.
10.00 A.M.
Esta vez no estaba el marido número 1.000, estaba este otro que le sonríe (vaya a saber por qué!) y otra vez la misma historia con el desayuno. Cereales, jugos y yogurt. Pero me lleve el diablo, no es tan difícil recordar que NO puedo despertar, casi hablar, mear, sin tomar un trago de brea humenate marca Cinco Hispanos recién preparado. Tantos maridos y amantes y ninguno me prepara un café! Será que no han reparado en ello? Será que no lo ven conveniente? Solamente una madre es capáz ......

Tengo un trabajo bueno que me permite divagar bastante sin molestar a nadie. Hacerme invisible para pensar es mi mejor virtud. Todo se puede resolver en esa oficina siguiendo la corriente a los locos. Todo se va trancando y soltando de modo indescriptible. Casi de modo caprichoso y por regla general, incomprensible, nos sometemos a (des) órdenes rigurosamete. Pero luego cada uno hace como le viene en gana (interpreta, digamos). Es un lugar particular. Es mi trabajo cotidiano. Improvisación y pérdida continua de papeles. Hay días que quedo exahusta de buscar todo lo que al mismo tiempo voy perdiendo. Hoy jueves sin ir más lejos, estuve trabajando todo el día, buscando unos cuántos papeles perdidos entre el martes y el miercoles, sin duda que estuve perdiendo lo que entre lunes y martes me llevara encontrar. Así es mi oficina. Nadie sabe bien que finalmente se logra con tanta búsqueda y pérdida incontinente. El tiempo que no repara en las formas de su utilización, casi que lo podemos tocar. Allí el tiempo, pesa. Algunos días andamos casi "a gachas", medio encorvads, ese día duelen todos los huesos. Por suerte no es siempre así. Algo de los sueños de cada uno se escapa y un café y un cigarrillo en el momento adecuado, mejora notablemente la sensación de agobio. Bla, bla, bla. El tiempo deja de pesar, la atmófera se llena de electrones y se puede trabajar. Tan solo un rato.
18.00. P.M. me tengo que ir, salir a caminar, encontrarme con alguna persona conocida. Confesarme. He perdido todo otra vez, ya no sé a quién culpar.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Sexo, mentiras y relatos

Leyendo a un compatriota me interesé en su adicción a la pornografía internáutica (que casualmente no tenía el afan de erotizarse hasta tal punto, sino que por algún desquiciado e insoluble estado de ánimo había adquirido con el pasar de las horas de ocio). He de confesar algunas cosas que solo se asemejan en el tipo de actividad y solo de refilón, en el contenido mismo de su actividad.
Diferentes los impulsos y el origen del desquicie (por cierto).
Abandonada a la búsqueda de información en la inmensa red y casi por casualidad (cosa que creo no existe) me vi envuelta en la lectura de lo que vulgarmente (y en la mayoría de los casos vulgar en serio) se ha denominado literatura o relatos eróticos. Después de leer, profundizar en unos cientos de ellos (son por lo general muy cortos) y quedar pegada como una mosca a tal descubrimiento, fascinada por la cantidad y diferente calidad de los mismos (sin perjuicio de desmerecer los efectos fisiológicos de los cuales he sido objeto) debo admitir que una narración permite a la lectora ( solamente una mujer podría disfrutar de este tipo de relatos sin inquietarse y ansiosamente querer llegar a leer solo el final o las partes más candentes del asunto) imaginar los detalles y mejor aún, imaginar las sensaciones... he aquí el secreto descubrimiento... cuando la narración parece indicar que "él la toca con su mano la espalda y baja hasta encontrarse con tal o cuál parte de su cuerpo... " ella, la lectora se imagina el perfecto modo, la intensidad, el tiempo exacto y único que a ella le convendría que todo eso sucediera. En ese momento es que el relato se vuelve interesante, perimite a la lectora convertirse en la protagonista de la historia, se ve haciendo todo ella misma. No es Otra Mujer, no hay rostros desconocidos, por el contrario. Los personajes gozan, ella goza, ella se imagina que puede gozar.
Insisto en el goce. Cuando nadie finge todos gozan, incluso la lectora.
Toda esta odisea del erotismo es impensable para el caso de la pornografía. Preocupan, más que erotizan, las mujeres que frente a la cámara ponen esa cara tan defectuosa. Me parece que les duele todo. Y esos hombres, sin afecto, sin pasión, están diría, robotizados. No entiendo la pornografía. Alguien que me lo explique por favor. No resiste el más mínimo análisis que quién pueda explicar, seguramente pertenecerá a mi sexo opuesto, pero nunca se sabe.... invito a la lectura de estos relatos y ¡Sientan la diferencia!