
M intenta convencerme pero no lo logra. Sobre todo porque sus pensamientos andan en otra dirección, pegados a sus sentimientos. Habla de cosas en las que no esta pensando, lo descubro en su mirada y en su pie inquieto que se mueve sin pausa pero suavemente, de derecha a izquierda, como llamando la atención. Ahí esta la clara demostración de que sus pensamientos andan en otros asuntos. Lo miro y el me distrae de aquello en que tan entusiasta, ella me habla. me habla. me habla. Un silencio, una pregunta, una respuesta. Pero su mirada sigue en ese otro lugar, donde esconde sus verdaderos pensamientos, envueltos en sensaciones que traicionan todo por lo cual respira. Le sirvo una copa y le ofrezco fumar un poco de marihuana. Acepta, gracias, N. Y recién ahí todo de pronto se conjuga. Su mirada y sus pensamientos palpitan un segundo acompasados por el mismo ritmo. N, creo que no me estas dando bola, en que andas? Pregunto, porque estas un poco distraído, no?... M me pregunto eso y yo, con la tranquilidad de una momia le explico que su pie esta tratando de decirnos algo. Es imposible que eso pase, nunca me delataría una parte de mi cuerpo. Si,M, te digo que intenta descubrir los verdaderos pensamientos que tuviste todo este rato que hace que estamos acá sentados, fumando. No, esos pensamientos que están molestándome no están bien, son pensamientos digamos, intrusos. No les des bolilla. Claro, pero tal vez si los sacas para afuera ya no te molesten mas. Luego me miro sin mirarme mas. Volvimos a conversar de cualquier cosa. M, con sus hermosas piernas y sus pies delatores me tenia absolutamente conmovido. Sus pensamientos disruptivos me intrigaban. Empezaba a desearla furiosamente pero era incapaz de hablarle de mis propios y genuinos pensamientos. Basta! le dije, ya se, claro, soy un idiota, entiendo lo que te esta pasando. Te esta pasando que tus pensamientos están invadidos por tus sentimientos hacia mi, por tu furioso deseo. Su pie detuvo el hermoso bailecito, su danza inquietante, como si le hubieran metido un freno de mano. Me miro con una mirada tan larga que creo que fueron horas, días y meses hasta que volvió a abrir la boca para decirme, dejando un pequeñito margen de duda: no da N, eso no da.............................
