
el delta parece el lugar ideal para leer en voz alta un famoso cuento de felisberto.
si, el silencio agazapado entre los juncos, a la espera de una lancha ruidosa genera un clima de soledad y naturaleza. justo estaba por irme a dormir y se me ocurrió leerle ese cuento de la mujer parecida a mi. nos reímos tan fuerte que no hubo modo de salvar al silencio enredado allá por el muelle. inmensa tristeza nos dio el final, cuando el pobre caballo tuvo que seguir siendo fiel a si mismo, salir rajando, despedirse de la imposibilidad del amor. de todos modos lo mejor fue cuando finalmente comprendió que estaba haciendo lo correcto aunque sintiera que estaba un poco loco. mi compañero de lectura me miró a los ojos sin que yo me diera cuenta. me quiso decir algo que no pudo y por ese motivo casi se muere en el intento de meterse en mis propios pensamientos; le pegue un alarido infernal hasta que pudo -casi digamos- relinchar. Creo que dijo algo así: "me dieron ganas de probar un poco de alfalfa, querida... o es el caballo corajudo y loco que me está brotando, o es el tipo que te acompaña que se está despidiendo". Fue la ultima cosa que logré que dijera antes de perderse entre los árboles y los canales del delta. todavía escucho, porque me lo trae la memoria, sus carcajadas y su tristeza en cada momento del cuento... cómo nos divertimos y nos mortificamos aquel día........