martes, 6 de marzo de 2012

yo y mi yo lyrico

una vez que me salga del lirismo y me recuerde a mi misma que existe el mundo real y cotidiano, y allí encuentre el alma de las cosas; solo en ese caso tal vez pueda escribir y dejar de escribir(me).
Adiós yo lírico, adiós mundo cruel... Bienvenido mi yo terrenal, el que debe encontrar en plena contradicción de sus propios términos, el alma de las cosas... Vaya! he aquí el bienaventurado yo-terrenal o yo-antilirco. Se trata de cortar el pan, sacarle la cáscara al queso, preparar el salamín y disfrutar de una cerveza fría o mas o menos fría pero que ya no importe tanto. Sorpresivamente, los niños gritan ¡mami movete, te quedaste dura! Dale! Sacá esa cucaracha de arriba de la mesa que se morfa el salame! La madre petrificada por el asco y la impotencia intenta sacar al hombre-cucaracha que se pasea por la mesa y no puede mover un solo musculo. No puede moverse del asco, de la repugnancia del horror de haber sido petrificada por la intrusión del semejante bicho-insecto. Los niños siguen a la expectativa. ¡Mamá por favor movete, hacé algo! Ella sigue quieta, incapaz. Ellos insisten hasta que se cansan y vuelven a ver televisión... de a poquito intenta mover primero un dedo, luego la mano, luego agarra la zapatilla y le da. De un solo golpe la histeria se agota; vuelve sobre sus pasos, tira la picada pisoteada por esa bestia asquerosa, guarda la cerveza en la heladera y se sienta nuevamente frente a la máquina de escribir, suponiendo que lo que le acaba de ocurrir solo puede habérsele ocurrido a un maniático del cine trash británico. Estupefacta, escribe una poesía sobre el amor, escuchando de fondo la programación de Disney XD.

amor en un espejito

En un instante pude verlo todo a través
La precisión del momento fulminó mis dudas
Lo había reconocido en ese espejito
No era ni hombre ni mujer

Todo el amor que sentí estuvo atrapado en unos pocos segundos
Parecía que veían sus rostros el uno al otro pero me equivocaba, no estaban mirando, estaban soñando, y en el sueño volaban porque ya sus cuerpos no pesaban y esa sonrisa brotaba del espejito como si ya nadie ni nada más importara. Un instante en el mundo del amor me bastó para sospechar que en una esquina en algún semáforo rojo vivo podrá ser vista -también- mi sonrisa voladora.

desvelo narcotizante










pastillas

para

no

olvidar

pero el olvido trae alivio

pastillas

para

olvidar

pero el recuerdo me atraviesa

pastillas

para

no

dormir

el sueño me aniquila como el peor tormento

pastillas

para

dormir

las hay en cualquier farmacia

-Sr. deme dos paquetes! Si, dos paquetes de pastillas para no olvidar que debo no recordar para poder tomar mis pastillas para no dormir.

domingo, 4 de marzo de 2012

café-obsesión


No puedo dejar de pensar. En esa tasa de café con leche.
No hay mejor lugar que aquel donde lo tomamos bien temprano, robandole esos minutos a la vida cotidiana. El próximo, vaya a saber dónde será, pero no es lo fundamental. Te veo remando en mi tasa mientras yo leo incansables historias por pura evasión. Mientras vos con tu remo revolvés mi café, yo con el mío, trato de rescatarte pero sin mucha suerte. Muchas palabras escritas invaden el territorio real; me siento y me levanto cien veces al día, pruebo mi corazón, mis piernas, mis pulmones. Tengo miedo de haber perdido todo. Otra vez frente a la tasa de café, 7 de la mañana. Ahí te veo, re-volviéndolo todo, yendo hacia algún lugar.