Hubo una vez un rey que vivió cuarenta años en un sótano y dijo más verdades
que medio millón de personas de distintas generaciones y épocas. Ese rey
reinaba sobre el único y verdadero reino posible.
Hubo una vez un rey reinante. Solo uno. Uno verdadero. Que reinó sobre un
alma atormentada. Uno que pudo dominarla toda y completamente a esa pobre,
incorregible, estrecha, codiciosa y enferma alma (conciente, y por ello
completamente humana).
El rey y sus súbditos asistían a una vida todos apiñados en un territorio
tan pequeño como pueden significar cuatro paredes y un escritorio ajenos
completamente a su reino. Fue siempre imparcial para dictar sentencia y su
carácter osado y pretencioso, su repugnante modo de decir las cosas, sin cálculo
alguno porque no hacía falta, lo convertía en el rey. el rey que reinaba en el
delirio. En el delirante deseo de preservarse a si mismo de convertirse en una
"tuerca". De preservarse de razonamientos y simulaciones aritméticas.
Dos más dos. Cuatro. Llegar a su castillo y hacer los deberes de rey. Dos mas
dos. Cuatro. Refrenar su instinto de caos y destrucción. Quiero romper un
plato. Dos mas dos. Cinco. Alegrarse por ver cinco. Su destino estaba
más que claro, la prudencia lo convertía en un rey prudente. La prudencia lo
alejaba de la osadía, del cinco. La osadía lo acercaba a lo bello, a lo
sublime, al caos, al desentendimiento. A contradecir su voluntad de razón. Si
razonaba se perdía un cinco cada día. dos más dos es cuatro. seguir
engranando. seguir caminando, obtuso y mediocre, para llegar siempre a cuatro.
dos mas dos. se repetía. prefería su reinado cuando conseguía más
"cincos". su propia desobediencia le daba más y más poder sobre el
reino que con la prudencia, iba muriendo de aburrimiento, de sopor, de angustia
o de felicidad vulgar.
Cavilaba sobre qué reinar y por qué. Su voluntad se estremecía en el dilema.
Ir contra su razón, o ir contra su deseo, que cuantas veces oh! dios! han
estado de acuerdo (sin duda muy pocas). La razón gana cuatros. El deseo gana
cincos. Vaya aritmética que manifiesta el sueño humano de convertirnos en
seres abstractos!
Todavía el rey reinante, baja varios niveles en su corazón viciado para
poder seguir viviendo. Y desde allí. Obedece sus propias e inacabadas
sentencias. Finalmente ha llegado: el "conflicto con la realidad",
presume.
Se ha consolado con la mentira de llamar prudencia
a la cobardía.
martes, 12 de febrero de 2013
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