(hallasen sentadas dos almas,discutiendo
acaloradamente , llenas de confusión y desesperación, en el 7mo infierno del
Dante, acerca de los fundamentos que daban cuenta de las razones del sinsentido
de estar allí).
Un
alma furiosa le dice a la otra que como se le ocurrió tocar el timbre y pedir
permiso para una llamada, que esa farsa les había traído hasta allí. La otra
muriendo ya por sexta vez y ahora también de risa, le contesta, pero si vos me
soñaste, me llevaste con tu ansia de sentir algo, querida alma, estamos aquí
por tu culpa; sin embargo, de nada me arrepiento, de tomarte, he bebido el agua
más bendita, más saturada, más apasionada, no, nunca jamás me podría
arrepentir. (...) La otra vuelve a la carga: yo no te soñé; mentiras, infamias,
estabas ahí con tu cuerpo y tu suspicacia. Ahí estabas , ahí metida, y luego,
bueno, luego te metiste en serio, no tenías porque hacer eso. Lo hiciste sin
pedir permiso, agua va, nada. Te metiste en entre mis piernas, bien adentro,
transpirando a gotas enteras, pesadas, sobre todo mi ser, yo sentí todo. Cada
suspiro, cada caricia, cada embestida. Y te pesqué adentro de tu propio cuerpo
luchando por buscarme, por encontrarme. Yo no te soñé. Yo no te traje , vos me
tocaste el timbre. Que te lleven los demonios ya mismo y que otra vez te
arranquen el corazón. Quiero verlo. Maldigo mis entrañas el haberte visto, el
haberte dado el gusto de tenerme y por tu culpa mi deseo se despertó de su
letargo, como domado. Ay ay ay . (...) Pero por favor si yo ya había llegado
antes de entrar por esa puerta, ya me hiciste el hechizo que hoy padecemos
aquí, mi corazón, mi corazón es tuyo, una y otra vez a tu vista, hasta que
dejes de soñar-me.
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